Madre de joven fallecida: “Siempre la voy a recordar como una niña alegre”
Los sueños y aspiraciones de los jóvenes fallecidos en el accidente de Año Nuevo en Playa Blanca.
Sostenía con sus brazos temblorosos una fotografía de quien había sido su hija desde los 11 meses, Ilma Acevedo fue la figura materna para Pía Scarlet Reyes Villa, joven que murió en el trágico accidente de año nuevo suscitado en Playa Blanca. “Pía era algo especial para mi, siempre la voy a recordar como una niña alegre, tenía sus proyectos, sacó su cuarto medio en el Colegio Inglés donde se graduó el año pasado”, dijo doña Ilma a las puertas de la iglesia donde se velaba a la joven quien según su tía, Cecilia Leandro, quería ser fonoaudiólogo. “Estaba bien consolidada con sus objetivos claros”, asentó la tía. Pía compartió con su familia el feliz año para luego sumarse a Thiare y Kevin, sus amigos que también fallecieron a bordo del vehículo Mazda Demio de color negro, al ser impactados por el Honda Fit. De acuerdo a lo obtenido por el Ministerio Público, y según información preliminar aportada por la Siat de Carabineros, el auto rojo se desplazaba por la Ruta 1 contra el sentido del tránsito cuando impactó frontalmente contra el auto negro. Además se supo por medio de la Fiscalía que un testigo dio cuenta que el vehículo rojo habría salido desde Playa Lobito en contrasentido. Historia de amor Thiare Gabriela Alfaro Valdivia y Kevin Alexander Morales Lery eran amigos de la infancia, y tres días antes del choque letal decidieron hacerse novios. “Él hacía como el papá de mi nieta y compartía todo con nosotros, para mi se me fueron mis dos ángeles, ellos querían estar juntos hasta el final y se fueron juntos”, dijo al lado del féretro de su hija y su yerno Paola Valdivia, quien se hará cargo de la crianza de su nieta de 7 años dejada en orfandad por Thiare. Valdivia aseguró su hija y el pololo “salieron a la 1:30 de la madrugada del 1 de enero a la discoteca Murano. Yo hablé por teléfono con mi hija a la 5:22 y me dijo: ‘mamita todavía estamos en Murano y en un rato más nos vamos”. Carolina Lery, mamá de Kevin, lo definió como “excelente niño, hijo y compañero, lo querían mucho y era muy inteligente”.
“Él tenía buenas oportunidades, estaba haciendo su práctica de mecánica automotriz, jugaba fútbol por varios equipos porque era muy bueno, tenía muchas amistades y no era un niño de vicios”, comentó con el llanto contenido doña Carolina. Amigos abarrotaron el velorio visiblemente conmovidos por lo sucedido.