Hace tres años y tres meses, el pequeño Jesús Benjamín nació en el hospital de Iquique con sólo 26 semanas de gestación y pesando 850 solo gramos. Siendo prematuro extremo presentó entre otros problemas, un severo daño en el intestino, por lo que debió permanecer tres meses y medio hospitalizado en Neonatología, y posteriormente 9 meses más en la UCI pediátrica.
Una vez que logró salir de su estado grave, gracias a los cuidados de los equipos clínicos de ambas unidades, fue finalmente derivado hasta Pediatría, servicio que se transformó en su hogar y su familia hasta este viernes, cuando por fin fue dado de alta.
Su abuelo materno y tutor legal de Jesús, Raúl Varas (52), recuerda con emoción cómo junto a su esposa debieron programar sus vidas para acompañar a su nieto. “Tuvimos que hacer un sistema de turnos, ella venía en las mañanas, y yo como trabajo de taxista podía venir más tarde, pero siempre fue nuestra prioridad”, dijo Varas.
Mientras guardaba las pertenencias de Jesús, el abuelo agradeció a todos los funcionarios que intervinieron en la recuperación del pequeño. “Quiero agradecer desde la persona que barre hasta el director de este hospital, porque todos se portaron un siete con nosotros y nos vamos con sentimientos encontrados, porque vamos a echar mucho de menos a todos los trabajadores, quienes ya son como la familia que mi nieto tiene acá”, asegura.
En tanto, la abuela materna del niño, Deysi Vergara (50) dijo sentir una “alegría inmensa, porque él nació el 24 de abril de 2015 y finalmente me lo estoy llevando el 20 de julio del 2018. Por fin se cumple mi sueño de tenerlo en casa”, comenta. Al igual que su marido dice estar muy agradecida de los cuidados que recibió Jesús en el hospital, “porque al principio llegamos a pensar que nunca saldría de acá”, afirmó Vergara.
Desde el servicio de Pediatría informaron que en los días previos, Jesús estuvo saliendo a su casa durante el día y regresaba por las tardes al hospital. Además, para que su familia pueda atender sus necesidades, el recinto hospitalario le proveerá una serie de insumos para su alimentación especial, como una bomba de infusión y bajadas de leche que deberá utilizar de manera permanente.
Para lo anterior fue necesario que los cuidadores de Jesús aprendieran a suministrarle los alimentos, además de cumplir con una serie de requisitos para cuidar a su nieto en casa, los que fueron evaluados por una trabajadora social y una enfermera.
Ahora los abuelos esperan que su “pequeño guerrero” disfrute de su propio dormitorio, cuna y juguetes que tienen preparados desde hace tanto tiempo. Y que en los próximos meses pueda asistir a un jardín infantil, mientras regresa cada semana al hospital, pero esta vez solo para controlar su peso.